El Instituto San Antonio renueva cada año su desafío como Escuela Católica de promover la formación integral de jóvenes .
El Instituto San Antonio renueva cada año su desafío como Escuela Católica de promover la formación integral de jóvenes .
La escuela católica encuentra su verdadera justificación en la misión misma de la Iglesia; se basa en un proyecto educativo en el que se funden armónicamente fe, cultura y vida. En el proyecto educativo de la escuela católica Cristo es el fundamento: Él revela y promueve el sentido nuevo de la existencia y la transforma, capacitando al hombre a vivir de manera divina, es decir, a pensar, querer y actuar según el Evangelio, haciendo de las bienaventuranzas la norma de su vida
En la Escuela Católica la cultura humana sigue siendo cultura humana, transmitida con objetividad científica. Pero el profesor y el alumno exponen y reciben críticamente la cultura sin separarla de la fe. Esto hace que se cultiven todas las disciplinas con el debido respeto al método particular de cada una, pero al mismo tiempo en perspectiva cristiana. Lógicamente, esta síntesis entre fe y cultura implica refutar críticamente las deformaciones culturales contrarias al Evangelio.
En el documento Educar Juntos en la Escuela Católica que emitió la Santa sede nos insta a:
“…formar la persona en la unidad integral de su ser, interviniendo con los instrumentos de la enseñanza y del aprendizaje allí dónde se forman «los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida». Pero, sobre todo, implicándola en la dinámica de las relaciones interpersonales que constituyen y vivifican la comunidad escolar, esta comunidad, en razón de su identidad y su raíz eclesial, debe aspirar a constituirse en comunidad cristiana, o sea, comunidad de fe, capaz de crear relaciones de comunión, educativas por sí mismas, cada vez más profundas. Y es, precisamente, la presencia y la vida de una comunidad educativa en la que todos los miembros son partícipes de una comunión fraterna, nutrida por la relación vital con Cristo y con la Iglesia, lo que hace de la escuela católica un ámbito propicio para una experiencia auténticamente eclesial”